A menudo, cuando estoy paseando en mi barrio, el gnomo me acompaña y grita que yo ando demasiado rápido. "¡Mis piernas son más cortas que las tuyas!" Pero cuando llueve en el barrio, el gnomo camina más rápido y salta en cada charco. Con botas mojadas, corre dichosomente de charco a charco como un niño que ha aprendido a andar. Cuando la lluvia se detiene, el viento se vuelve más fuerte, y el gnomo se quita su abrigo, lo lleva en el aire y vuela arriba de los árboles y edificios delante del horizonte.